domingo, 12 de diciembre de 2010

Amélie, una película con capacidades diferentes


Le fabuleux destin d'Amélie Poulain (2001) Francia. Dirigida por Jean-Pierre Jeunet



Amélie Poulain es una deseable veinteañera parisina que padece un tipo de discapacidad mental que nunca se aclara del todo. ¿Desde cuándo las retrasadas están tan buenas? Como la historia (le voy a llamar historia a esta sucesión de situaciones y personajes estúpidos que se encadenan sin ton ni son a falta de una palabra adecuada) está contada en clave de cuento de hadas contemporáneo nadie pide aclaraciones de ningún tipo. Este esperpento audiovisual está lleno de subtramas tan o más idiotas que la "trama" general. El enano de jardín que recorre el mundo. El tipo obsesionado con una mesera. El pintor demente. Y así. Un cadáver exquisito que no tiene nada de exquisito y todo de cadáver: inanimado y repulsivo. Jeunet se ampara en el "cine arte" (¿por qué le dicen cine arte a basuras como ésta o Requiem para un sueño?) para disimular la ausencia de un guión sólido con una fotografía preciosista (para que los estudiantes de arte o fotografía se deslumbren) y con la agotadora música de Yann Tiersen. Joven argentino: si tenés entre 18 y 27 años y estudiás alguna carrera de humanidades, tenés que tener la banda de sonido original de Le fabuleux destin d'Amélie Poulain. Y acordate que tener no significa escuchar.

Jean-Pierre Jeunet es tan canchero que tiene el tupé de incluir desnudos y orgasmos en una película inocente y bonachona, no vaya a ser que uno se olvide de que es originalísimo y que su deber es asombrar al esnobismo mundial con sus malabares de director loco-loco. Pero también quiere contribuir a la humanidad con un mensaje de paz, de amor y de justicia presentando a Amélie como una heroína desinteresada. Y sí, es muy fácil ser un héroe desinteresado en el universo que nos muestra la película, donde el verdadero mal no existe.

La boludísima Amélie descubre su razón de ser en el mundo afectada por de la muerte de Lady Di; es muchímo más cool que te afecte la muerte de una princesa-filántropa-rubia-alta-linda-e-inglesa que la de una misionera-de-un-metro-y-medio-con-cierto-parecido-a-E.T.-e-india como la Madre Teresa de Calcuta que sucedió exactamente cinco días después. Podríamos arrojar un manto de piedad y suponer que la idiotez de la señorita Poulain impidió que se enterase de este segundo fallecimiento. O que la pelotudez es inherente a lo cool.

Sin embargo, Amélie no es tan imbécil como parece. Además de procurar el bienestar de los demás, también le interesa su propia felicidad. Luego de histeriqueos con un personaje tan pelmazo como ella, descubre el amor y la película cierra con ellos paseando en moto con el puto acordeón de Yann Tiersen de fondo.

Si la felicidad es eso, Jean-Pierre Jeunet, no me interesa en lo más mínimo.



En el mágico mundo de Amélie las nubes tienen formas de conejo y los mogólicos no babean.





El milagro de P. Tinto (1998)). La película gallega que se anticipó a la imbecilidad de Amélie.


El Siestero de Rafaela, 12 de diciembre de 2010.

3 comentarios:

  1. El Milagro de P. Tinto me gustó mas!! es una pelicula para kgrse de risa. A partir de ella incorporé a mi vocabulario y de manera imborrable el término: "TRALARÍ...TRALARÍÍÍ..!!!" jajaj

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  2. tras leer la crítica solo se me ocurre un comentario que además aparece en la película: "cuando el sabio apunta a la luna, el necio mira el dedo".

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  3. Gracias por llamarle "crítica" a esta cosa.

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