jueves, 21 de octubre de 2010

Entrevista al sociólogo Leoncio Díaz Naranjo

"EL IMPACTO DE LOST ES PURAMENTE ONOMATOPÉYICO"



Antes que nada, un millón de gracias por concederme esta entrevista, Leoncio.

De nada. Cerrame un cacho la puerta que entra un resplandor tremendo. Sentate en el puff amarillo. Ya te traigo jugo de arándano.


Bien Maestro, le tenía que hacer unas preguntas sobre ciertos fenómenos recientes que seguramente ha estado estudiando. Comencemos con Manu Chao... ¿Cómo explica usted el esplendor, apogeo, permanencia y sobredimensionamiento de este músico?

Es complejo. Mirá, desde el boom de los productos light, hace como treinta años, se ha producido un desequilibro alimenticio de la gran siete. Existen ciertas grasas que son esenciales para que el organismo funcione como un todo. La carencia de estas grasas devienen en una pérdida parcial del espectro auditivo, es decir, se aprecian sólo algunas notas (por lo general las más estridentes) y no se realiza un discernimiento tímbrico (el que nos permite disfrutar delicias como Adagio de Barber o Neptuno de Holst). De esta manera, el oyente no distingue una viola da gamba de un cello. Una cosa de no creer. Pero está pasando mientras estoy hablando.


Ahá, o sea que el mal gusto no es algo que uno vaya edificando con el tiempo sino una condición biológica...

No lo podrías haber dicho mejor.


Otro tema. La serie Lost. ¿Por qué lo miran a uno como a un ornitorrinco en triciclo cuando dice no haber visto ni un sólo capítulo de la misma?

Es uno de los caso más extraños a los que me he enfrentado como sociólogo. Y lo más curioso de todo esto es que su público se crió viendo cosas como Alf y Los Benvenuto. Se trata de un impacto puramente onomatopéyico. Escuchá: "LOST", suena como un latigazo contra un piso mojado. Y son cuatro letras como JAWS, una fórmula hartamente visitada para convocar al éxito. El resto, poco importa. La jauría necesita algo que la una, como el huevo une los bizcochuelos de vainilla. Los que ven Lost sólo lo ven para hablar de Lost, se trata de un extraño caso de disfrute a posteriori... como fornicar y tener el orgasmo al otro día, cuando le contás a algún amiguito que fornicaste.


¿Qué me dice de la serie Carnivale?

Es lo que llamo un infra-fenómeno. Los que difunden este material serán los primeros en olvidarlo dentro de cuatro años, creeme.


Estoy pasmado, ahora me da miedo salir a la calle.

Y lo bien que hacés, porque se vienen tejiendo miles de manías que no encuentran explicación en las ciencias convencionales. ¿Cómo explicás que haya hogares donde exista más de un disco de Andrés Calamaro? ¿Con psicología? ¿Con astrofísica? ¿Con frenología? No, querido. Esto va mucho más allá, es un red invisible que se extiende, nos rodea y nos penetra. Ahora disculpame, me voy a ver el último capítulo de 24.


El Siestero de Rafaela , 27 de febrero de 2009


No hay comentarios:

Publicar un comentario