lunes, 8 de noviembre de 2010

Jesús Ochoa, narcotraficante

por Joe Mantegna











Bar “La Gloria”, Rafaela, Santa Fe. Este fue el lugar elegido por mi entrevistado, que llegará en unos minutos. Me adelanté un poco para prepararme psicológicamente, ya que el hombre que espero tiene la simpatía y la benevolencia de Jack Nicholson en El Resplandor. Su nombre, Jesús Gonzalo Diego José María Ochoa Chumbitaz de las Alturas Páez, inspira tanto respeto como temor, y es una de las personas más buscada por el FBI y por algunos videoclubes. Se lo declara culpable de asesinato, robo a mano armada a ciudadanos, bancos y correos, robo de objetos sagrados, incendio de una prisión estatal, perjurio, bigamia, abandono de su mujer e hijos, incitación a la prostitución, secuestro, extorsión, aceptación de objetos robados, venta de objetos robados, uso de dinero falsificado, utilización de cartas marcadas y dados alterados, asalto a un juez de paz, violación de una virgen de raza blanca, violación de una menor de raza negra, descarrilamiento de un tren para robarle a los pasajeros, detención y venta de esclavas sexuales. Además, es el distribuidor de drogas no recetadas número uno del hemisferio sur.

Me sorprendo al verlo llegar, esperaba un mestizo de un metro sesenta con andar rapero, lentes de sol, una de esas barbas imposibles de tres milímetros de espesor, pantalones blancos, camisa hawaiana de mangas cortas, un reloj de oro de dos kilos; acompañado por alguna vedette argentina y dos ex convictos con cara de bulldog. En su lugar, se asoma por la entrada del bar un chicano obeso de un metro noventa, un tanto rengo, con mostacho poblado, una camisa de mangas largas con estampados antárticos, un pantalón Gucci negro; apoyado en un bastón de caña de Indias, totalmente solo. Se sienta con desazón y le ordena al mozo un Sex on the Fiat 600. Yo pido un Cuba Gooding Jr.


Empecemos con esta farsa (se rasca la papada).



Hábleme un poco de sus orígenes.


Nací en Jaltomate (México), mi madre era una gran actriz del cine mudo mexicano, María Celeste Angélica Cruz de las Alturas Páez. Ella tenía una mentalidad muy liberal para la época, tenía simultáneas parejas , todas del mundo del espectáculo azteca. Fruto de la unión con uno de sus amantes, nació Emilio Florindo Manuel. Como dije antes, mi madre no tenía ningún tipo de tabú, y convirtió a Emilio en su amante cuando este cumplió once años. De aquella unión nací yo: Emilio es, a la vez, mi medio hermano y mi padre. Cuando cumplí la mayoría de edad mexicana (34 años), estaba ávido de aventuras y emigré ilegalmente hacia Argentina en un cajón de palta. Elegí este país porque siempre me atrajo su cultura, sus costumbres, el tango, Borges, Fangio. Pero más que nada, Susana Traverso… (suspira con melancolía). Empecé trabajando como repartidor en la pizzería Parra, un sucucho en el que vendían pizzas a unos precios exorbitantes. Mi jefe, Juan Carlos Heredia, me pagaba 10 australes la hora. En Parra trabé amistad con el pizzero Francisco Ibáñez. Éramos jóvenes y soñadores, íbamos a todos lados de reventón, divagábamos mucho, yo le hablaba de una teoría muy compleja que tenía en ese entonces y que aún sostengo: “Todo tiene que ver con todo”. Pancho me escuchaba con atención, un gran tipo. Fue una gran influencia para mí, a él le copié los bigotes. Bien. En uno de mis deliverys tropecé sin querer y se me cayó la caja de pizza por el suelo (este fue un momento decisivo en mi biografía, análogo al de la manzana de Newton y al del barrilete de Franklin). En el suelo habían quedado desparramadas la pizza, la caja y… unas bolsitas de dudoso contenido. Me llamó poderosamente la atención. Cinco años más tarde me enteré que eso era algo llamado droga, y que era una sustancia o preparado de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno. Consciente de los riesgos que corría, presioné a mi jefe para que me diera un porcentaje de las ventas. Éste se negó. Obligado por las circunstancias y ayudado por Pancho Ibáñez, maté a mi jefe y me quedé con su negocio y su mujer (la Susy, una morena curvilínea que me recordaba a la Traverso).

Ochoa en la Playa Franca.


¿Cuáles fueron sus influencias?


Me afectaron más que nada personajes ficticios, casi todos del mundo del celuloide. Le puedo nombrar a Tony Montana, Carlito Brigante y Michael Corleone.




Ahá, usted es un admirador de Al Pacino…


¿Quién?




No importa... ¿Cuáles son sus clientes fijos?


A mi amigo Pancho Ibáñez le vendo kilos y kilos de alucinógenos que él utiliza para mezclarlos con leche y azúcar y venderlos bajo el nombre de Actimel. Bueno, como todos sabemos, Charly García todos los meses hace “La Fiesta de la Heroína” y yo me encargo de proveerle la sustancia, las jeringas (no quiere que nadie las comparta, por el tema del SIDA, Charly es muy cuidadoso en ese aspecto) algo de blanca, unos porros, Flin Paff, galletitas Oreo, muñecas inflables, pastillitas D.R.F. de sabores varios, caramelos Media hora, Saladix Mexican y varios esclavos sexuales de trece años (su edad favorita). Hasta hace poco le vendía toneladas de cocaína a Andrés Calamaro, tenía una cuenta corriente con él. Pero el muy cabrón no pagaba a tiempo por eso decidí cancelársela, y le empecé a vender de contado. Sus compras dejaron de ser tan titánicas como en otros tiempos (sus últimos álbumes no vendieron un carajo). Hará cosa de unos quince días me enteré que ahora le compra a la competencia (el narco, ex actor, Norman Briski). Me enfurecí tanto que, cuando mis muchachos encuentren a Calamaro, (agita un puño) le van a hacer la corbata siciliana (se realiza una incisión al cuello y se saca la lengua por allí a modo de corbata), así me saco todo la bronca, además me desagradan en demasía su voz, sus letras, su música, su persona y, sobre todo, la gente que lo escucha. Y de paso le hacen la corbata a Emmanuel Horvilleur, qué tanto. Sólo por diversión. Se me pianta un lagrimón cuando recuerdo a un ex gran cliente fijo, el fallecido conductor de televisión Leonardo Simmons, un gran consumidor de LSD. Estaba en la onda del verano del amor, Janis Joplin, Jimmy Hendrix, Los Chalchaleros… Se suicidó cuando se enteró que todos ellos se habían disuelto… en ácido. Y bueno, para qué le voy a andar con rodeos, no hay kiosquero que no pruebe cada tanto un Bubaloo. Si no entiende la indirecta, quiero decir que cada tanto hago un sondeo de calidad en carne propia… O sea, cada tanto consumo… Yo… Mi propia mercancía… Que es droga…


Además del mundo droguil, usted se ha movido en otros círculos… ¿cuáles han sido?


Qué bueno que me lo pregunta, porque quería dar a conocer mi lado artístico. Con gran parte del dinero que hice con la merca, produje numerosos filmes aptos para todo público. Claro, siempre fui cuidadoso de usar diversos seudónimos. Es un negoción porque muchas estrellas aceptan el oro blanco como parte de pago. Y, en las vacaciones de invierno, la levanto con pala. Te confieso algo: hago más dinero produciendo películas que traficando. Pero soy un romántico, el día que haga esto por dinero me suicido. Bueno, volviendo al tema, en el mundo del cine yo incursioné en diversos géneros cinematográficos que no habían sido abordados hasta el momento, es decir que los creé, que los inventé. Cuando produje Liberen a Willy, estaba dándole una novedosa vuelta de tuerca al género “Animalito simpático se integra a la sociedad de manera productiva”, mal desarrollado en productos como Lassie y Flipper. Este género me dio muchísima guita, con la franquicia de Liberen a Willy me compré una mansión en Ibiza y la esclavitud de Madonna por siete meses, entre otras cosas. Luego vinieron Fluke, Paulie, Canguro Jack y un obsceno etcétera. Pero no me dormí en los laureles, también di a luz al género “¿Qué tiene de malo salir con una puta?”, con películas como Mujer Bonita, La Femme Nikita y Carrozas de Fuego. Y, por último, pero no menos importante, mi preciadísimo descubrimiento del género “Yo les voy a dar una lección a éstos” con cintas como Al Maestro con Cariño, Cambio de Hábito, Mentes Peligrosas, El Sustituto, Escuela de Rock, La Sociedad de los Poetas Muertos y la poco comprendida Cambio de Hábito 2.




Su vida amorosa ha sido muy convulsionada…


No quiero hablar de mi ex-novia epiléptica.




Hábleme de sus proyectos.


Estoy creando una red de distribución que abarcará prácticamente a todo el hemisferio sur. Y remándola todos los días para que mi negocio sea algo tan legal como el abuso de poder, la humillación, la desesperanza, la soledad y el dolor. También estoy produciendo un film de tres horas y media de duración sobre mi vida. Contará con las actuaciones de, Natalie Portman, Celeste Cid, Liv Ullmann, Julieta Díaz y John Leguizamo en el papel principal.




El Siestero de Rafaela, 20 de Junio de 2008


2 comentarios:

  1. Muy bien, pero ahora me gustaría saber quién es Jesús. Cualquiera que sea de ustedes va a ir preso. Se los puedo garantizar. Hasta que Jesús no se suelte...

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  2. ¿Quién es usted Nomadhostel? O mejor dicho... ¿Quiénes?

    Tomaré la amenaza como un cumplido.

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